¿Por qué amamos la música? (con Valentina González) ?

¿Para qué sirve la música? Aparentemente no tiene utilidad, pero apreciar la música está fuertemente imbricado en nuestro cerebro, y en nuestra historia evolutiva.

¡Ah, la música!  Ha estado presente en la humanidad desde el inicio y nos acompaña en toda nuestra vida, exaltando nuestras emociones.

¿Dónde se procesa la música?

No hay un área del cerebro especializada en comprender la música, sino que apreciarla es una “función superior” que articula muchas regiones del cerebro. La neurocientífica Valorie Salimpoor, a partir de un experimento realizado en McGill College, descubrió que cuando escuchamos música que nos gusta, un área llamada “núcleo accumbens” se conecta con el hipocampo (relacionado con la toma de decisiones) y con la amígdala (el centro de las emociones). Durante la experiencia, el cerebro se inunda de dopamina, la “hormona de la recompensa” que se libera también con estímulos como el sexo, ciertas drogas o la comida deliciosa: escuchar música puede ser adictivo.

¿Por qué reaccionamos así sólo con la música y no con cualquier sonido?

Nuestra afición tiene que ver con el reconocimiento de patrones: cuando escuchamos estructuras musicales y somos capaces de predecir lo que sigue, el cerebro se da una recompensa a sí mismo. Pero si los patrones son demasiado predecibles, se pierde el reto y no hay recompensa. Por eso nos gusta oír piezas musicales nuevas, pero que de alguna manera sean similares a los patrones que ya conocemos.

¿Cómo se construyen esos patrones?

Son muchos los elementos que componen una pieza musical, como la armonía, el timbre o el volumen. Los dos más relacionados con los patrones musicales son el ritmo y la melodía.

El ritmo es la manera en que los sonidos fuertes, los débiles y los silencios, se organizan en el tiempo.  

La melodía está formada por una sucesión de tonos o notas . Algo curioso: para reconocer una melodía, nuestra mente no recuerda tan fácilmente las notas específicas como los intervalos, o sea las distancias entre los tonos.

Aunque cambiemos las notas específicas, reconocemos la melodía si mantenemos los intervalos, o sea la relación entre las notas.

Estas secuencias forman frases que, con variaciones, se repiten, formando patrones.

¿Por qué el cerebro se recompensa por reconocer y componer patrones musicales?

Según Darwin, la música podría jugar un papel importante en la búsqueda de pareja. Después de todo, los patrones sonoros les funcionan así a muchos animales: los grillos, los pájaros y las ranas. Por no hablar de las estrellas de rock o quienes llevan serenatas.

Más recientemente, se ha sugerido que el reconocimiento de patrones en sí mismo es una herramienta valiosa para detectar depredadores o encontrar comida: o sea, nuestra mismísima supervivencia, por lo que reforzar esa habilidad, usando la música, sería vital.

Por otro lado, somos una especie altamente social, y la música y la lengua están íntimamente vinculadas a nuestra imperiosa necesidad de comunicación. Mucho de lo que no se puede decir con palabras, se puede expresar mediante la música.

Por nuestra misma naturaleza social, la música juega un papel importante en la formación de comunidades. Los himnos nacionales, los cantos de la iglesia o las porras de los equipos de fut bol son ejemplo de esto. Y, en la vida cotidiana, nos identificamos con aquellos que disfrutan el mismo tipo de música que nosotros.

Otras escalas

¡La música es un universo vastísimo! lo que conocemos como música occidental, con sus escalas, tonalidades y rítmicas, es sólo una pequeña parte del espectro musical universal: Por ejemplo, mi escala favorita de Música Clásica del Norte de la India es esta vamos de Do a Do pero con dos semitonos inesperados en el camino que no acostumbramos en la música occidental, al escucharlo viajamos a algún país lejano.

En el flamenco existen “palos” o subgéneros que tienen patrones rítmicos muy especiales como el de 12 tiempos.

¿Por qué es tan sorprendente?

En un plano más filosófico, crear música es lo más extraordinario que conozco, poder dar vida a algo que no existía con notas que nacieron de los sonidos de la naturaleza de la cual venimos todos. Hay algo de divino en componer música!

En todo caso la música es de esos aspectos de la vida que, aunque aparentemente no tienen una utilidad, tienen la función más importante: hacernos más humanos.

¡CuriosaMente!

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