5 Asquerosidades explicadas: mocos, pus, vómito, pies apestosos y flatulencias

Mocos, Pus, Vómito, Pies apestosos y Flatulencias ¿De dónde vienen?

Advertencia. El siguiente episodio de CuriosaMente contiene palabras que pueden causar mucho asco. Se recomienda prudencia. Especialmente a niños a los que lo asqueroso les da risa, como a ustedes: Dania, Eréndira o Alex... ¿mhh?

Mocos

Cada que aspiramos aire, inhalamos también polvo, polen, bacterias y otras partículas que, si llegaran a los pulmones, podrían causarnos problemas. Por eso el interior de la nariz está cubierto de pelos y mocos: todos esos agentes se quedan pegados ahí. Los mocos están hechos de agua y de una glicoproteína llamada “mucina”, lo que le da su calidad gelatinosa. Los mocos además contienen enzimas que atacan gérmenes, como la lisozima, que está presente también en la clara del huevo. Cuando tenemos una infección respiratoria, nuestro cuerpo incrementa la producción de mocos y la frecuencia de los estornudos, lo que atrapa a los bichos y los manda muy lejos ¡a más de 60 kilómetros por hora y hasta 5 metros de distancia!  Por cierto, aunque no estemos enfermos ¡podemos producir hasta un litro de mocos diariamente! Y casi todos nos los comemos sin darnos cuenta.

Pus

Cuando alguna lesión se infecta con bacterias u hongos, se forman ampollitas (que, entre otras, pueden ser pústulas o espinillas) llenas de un líquido blanco amarillento: la pus. Sucede que cuando las bacterias invaden una herida, el cuerpo envía a los leucocitos --o “glóbulos blancos”-- a combatir contra ellas, sobre todo a unos soldados llamados neutrófilos que lanzan gránulos para destruir a las bacterias. Las bacterias se defienden lanzando leucocidina y muchos neutrófilos mueren. Luego llegan los macrófagos, se los comen y dejan esa pasta gelatinosa. Así que una gota de pus es un campo de batalla lleno de cadáveres de valientes soldados que murieron por defender tu cuerpo de una invasión. ¡Un campo de batalla que hay que limpiar muy bien con antisépticos!Donald Trump. ¡Ah no, perdón!. Me equivoqué de guión… A ver… Ejem… 

¡Vómito!

El acto de vomitar también se llama “emesis” e inicia con la náusea, luego viene la contracción de los músculos abdominales y el diafragma, que ejercen una fuerza tremenda sobre el estómago, hasta que los esfínteres del esófago se relajan y... ¡Guaaac!. Además de tu comida más reciente, el vómito contiene ácidos gástricos y, a veces, bilis, si la contracción es muy fuerte. El vómito puede tener muchas causas: desde comer demasiado o ingerir algo dañino hasta problemas con el sistema nervioso, o incluso por un simple mareo. Otra causa es la sensación de asco, que merecería un episodio completo. Después de vomitar se liberan endorfinas en el torrente sanguíneo, lo que hace que te sientas mejor.

Pies apestosos

Toda nuestra piel suda, y también en toda nuestra piel hay bacterias que viven de nuestro sudor. Pero si a las bacterias les hacemos una casita oscura, calientita y protegida del viento, donde además se puede acumular el sudor y las células muertas -o sea, si usamos zapatos- estas bacterias se multiplicarán alegremente. Lo mejor para evitar el mal olor es ventilar los pies con frecuencia, no usar zapatos muy calientes y usar calcetines de fibras naturales. Aunque los hongos también pueden ser un gran problema, la mayor culpable es la bacteria brevibacterium, que se alimenta de piel, entre otras cosas, y expulsa metanotiol, un gas con olor a azufre. Por cierto, esta es la misma bacteria que se usa para producir queso limburger. ¡Yum!

Flatulencia

También llamados “pedos”, los flatos son gases que, en su mayor parte, se producen en el intestino y en el estómago. Otros son simplemente aire que ingerimos con la comida o bebidas gaseosas. El ruido que hacen, interminable fuente de vergüenza y comedia en muchas culturas, es debido a la vibración de los esfínteres al salir el gas. Los alimentos que más gases provocan son los que no se pueden digerir por completo o contienen inulina y otros oligosacáridos, como los frijoles, la leche, la cebolla y la col. El 99% de un pedo contiene gases sin olor, como el dióxido de carbono, hidrógeno y a veces metano, así que ¡es inflamable! Los responsables del olor son el ácido sulfhídrico, que aumenta cuando comes mucha proteína y, otra vez, el metanotiol. Juntos son menos del 1% del total del gas ¡pero cómo se notan! Se calcula que una persona sana se tira de 8 a 20 pedos al día. En el libro utópico “La ciudad de Dios”, San Agustín habla de personas que son capaces de modular su flatulencia a manera de un bello canto…

¡CuriosaMente!

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