7 preguntas sobre la comida

¿Por qué siempre hay espacio para el postre?

La comida no sólo nos alimenta, sino que nos hace compartir. Se cree que ya los Neandertal, hace más de 40 mil años, se juntaban en cuevas a compartir su comida.

1.  ¿Por qué nos enojamos cuando tenemos hambre?

¿Cuando te da hambre te quieres volver chango? La glucosa es la sustancia que nos da energía inmediata. Nuestro cerebro hace todas sus funciones usando principalmente esta molécula.

Cuando llevamos mucho tiempo sin comer, los niveles de glucosa bajan, lo que se interpreta como una situación amenazante. zNuestro cuerpo manda señales a nuestro cerebro de que es hora de comer. Estas mismas hormonas activan no solo regiones del cerebro relacionadas con el hambre sino también con el estrés y la ansiedad y por eso reaccionamos de manera agresiva. Evolutivamente tiene sentido que un animal que tiene hambre se preocupe antes que nada por su sobrevivencia. ¡El hambre nos hace ponernos primitivos! 

2.  ¿Por qué después de comer siempre hay espacio para el postre?

Por mucho que hayas comido, pareciera que tu estómago tiene un compartimento exclusivo donde siempre cabe el arroz con leche o una bola de helado. La mayor parte de los animales tenemos ese “instinto primordial” de ingerir tantas calorías como podamos y los azúcares las tienen en alta concentración, pero si los comiéramos al principio, nos provocaría dolor estomacal y una subida de glucosa tan rápida que nos haría daño. Pero al comerlo al final, los demás alimentos amortiguan los efectos del azúcar.

¿Y cómo cabe? Resulta que saborear el azúcar, o a veces simplemente imaginarla, provoca un reflejo que relaja los músculos del estómago, efectivamente haciendo más espacio para las valiosas calorías. Lo malo es que en la actualidad las tenemos tan disponibles y en tal abundancia, que su exceso nos puede causar muchos problemas...

Si quieres disminuir el deseo de comer postre, ¡baja la velocidad! Comer muy rápido o estar distraído viendo televisión, hará que no disfrutemos la comida, y nuestro cerebro sentirá que no ingerimos suficientes calorías, y tenemos que comer esa rica galleta que nos está mirando. La causa más común es el hábito: si diario te echas un postre después de comer, tu cerebro seguirá pensando que necesitas algo dulce, ¡uy, ya se me antojo un postrecito!

3. ¿Por qué nos empalagamos? 

¡Hummm! Un delicioso pastel de chocolate, bañado de chocolate, y encima, con trocitos de chocolate. Te lo has estado saboreando, pero después de varias mordidas ¡te empalagas! Ya no quieres comer más y lo dulce hasta te da náuseas.

Al ingerir muchos carbohidratos simples, como los azúcares, tus papilas gustativas mandan señales a tu hígado e intestino y estos, a su vez liberan otras hormonas para que te sientas saciado y dejes de comer. Mientras tanto, toda esa glucosa pasa a tu torrente sanguíneo muy rápido y, lejos de darte energía, te hace sentir cansado, con dolor de cabeza o mareado. Esto es porque los altos niveles de azúcar en la sangre dificultan la irrigación y aumentan la presión arterial.  Empalagarte es una forma en la que tu cuerpo te dice: “¡Comiste demasiada azúcar! ¡Párale!” 

 4.  ¿Y qué pasa si comes demasiada azúcar? 

Si bien se le puede llamar azúcar a distintos tipos de glúcidos, la palabra generalmente se usa para hablar de la sacarosa. Esta se obtiene de la caña de azúcar o la remolacha. Su obtención se remonta a la época antigua en Asia, donde masticaban la caña para extraer su dulzor. 

Lamentablemente el consumo en exceso de este alimento tiene efectos nocivos para el cuerpo. Aumenta la presión arterial, haciendo que las personas que consumen mucha azúcar sean 3 veces más propensas a enfermedades cardiovasculares. Además, ocasiona caries y obesidad, y otras enfermedades.

Aunque el azúcar es energía para el cuerpo, intenta reducir su consumo o prefiere azúcares proveniente de granos, legumbres y tubérculos. 

5.  ¿Por qué condimentamos la comida?

¡Qué deliciosa es la comida condimentada! Las especias le dan un sabor especial que puede hacer que se distinga de otros platos. Los condimentos o especias son sustancias que sirven para sazonar o preservar alimentos. Sucede que muchas especias tienen cualidades antimicrobiales, lo que explicaría por qué muchas se empezaron a  usar en países cálidos para prevenir que la comida se echara a perder.

La sal, por ejemplo, se usa desde hace 6 mil años para preservar la carne. Su comercio definió imperios y provocó guerras. Y además tiene la propiedad de hacer destacar los sabores agradables de los alimentos.

Y en el año 3 mil antes de nuestra era, en oriente, se usaba albahaca y hierbabuena. En Egipto se usaban ciertas hierbas como condimento e incluso para embalsamar. Y 2 mil años antes de nuestra era, las especias se empezaron a comercializar, desde China hasta Europa oriental.

Los griegos y los romanos usaron las especias para distintos rituales religiosos, lo que los llevó incluso a crear ciudades para su comercio. La caída del Imperio Romano llevó a la decadencia del comercio de especias, pero, en la cultura islámica, se siguió desarrollando. En la Edad Media, las cruzadas cristianas, trajeron nuevamente el interés por usar condimentos, volviéndolos tan cotizados como la plata y el oro. 

 6.  ¿Por qué nos escaldamos? 

Los sabores ácidos hacen que a veces arruguemos la cara, y en exceso, hacen que nos arda la lengua o ¡hasta el estómago! Esto es porque su pH ácido irrita nuestra lengua.

Pero, ¿alguna vez has comido piña y sentido tu lengua quemada y adolorida? En México a eso le llamamos escaldarse.

La piña contiene una enzima llamada bromelina, que descompone aminoácidos y proteínas. Cuando comes piña, esa enzima se dedica a degradar o comerse las proteínas de tu lengua, mejillas y labios, o sea que ¡la piña te come a ti! y esto provoca dolor e inflamación.

La bromelina es tan fuerte, que se utiliza como ablandador de carnes. Además, tiene muchos usos en medicina, como, el tratamiento de úlceras o para quitar el tejido muerto y dañado después de sufrir una quemadura.

¡Ah! Y no o te preocupes, tu lengua se repone rápidamente y siempre puedes cocer la piña o ponerle yogurt para evitar que la bromelina te coma. 

7.  ¿Es mejor la comida cocinada? 

Ya el Homo erectus, hace más de 1.7 millones de años, dominaba el fuego. Nuestra especie heredó el conocimiento de manipular el fuego y cocinar los alimentos.

Pero, ¿es bueno o malo cocinar la comida? Los seguidores del crudismo afirman que cocinar la comida es perjudicial porque cocinar los alimentos desnaturaliza las enzimas que contienen y que te ayudan a digerir la comida. Es cierto, pero no necesitamos de esas enzimas para digerir nuestros alimentos: ya las tenemos en el estómago.

También afirman que cocinar los alimentos destruye los nutrientes. Y sí, hay vitaminas sensibles al calor. Por ejemplo, la carne cruda contiene vitamina C y al cocinar la carne, la vitamina C se degrada. Pero la carne cruda contiene menos vitamina C que una naranja. Así que, a menos de que vivas en Alaska, puedes obtener tus vitaminas comiendo frutas. Y cocinar algunos alimentos incrementa algunos antioxidantes como el beta caroteno y licopeno. 

También dicen que la comida cocida forma subproductos cancerígenos. Hay algo de controversia en este tema, ya que depende de la forma y temperatura de cocción, pero las cantidades son menores que las que hay en el medio ambiente o las que produce tu propio cuerpo.

De lo que no hay duda es de que las bacterias y parásitos en la carne cruda pueden causarte graves enfermedades. Si comes carne o pescado, que sean cocidas, y tus frutas y vegetales tanto crudos como cocidos. 

De todas las especies animales que existen, somos la única que hace del comer todo un arte. ¡CuriosaMente!

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