¿Cómo detectar mentiras? Las Falacias (parte 2)

En discusiones por internet, en discursos políticos y en anuncios comerciales: las falacias lógicas se usan para convencernos de cosas que no son necesariamente ciertas...

Argumentos erróneos que se usan para convencer o embaucar. Aparecen en discusiones y en publicidad comercial y política. Si aprendemos a detectarlos, será más difícil que nos engañen… o nos engañemos a nosotros mismos.

Tomamos la lista de falacias del libro “El mundo y sus demonios”, de Carl Sagan. ¡Te recomendamos leerlo completo! Estas son algunas de las falacias que ahí se describen.

Argumento Ad Hominem

Es cuando se ataca a la persona en lugar de atacar el argumento. Por ejemplo:
ANDRÉS: ¡No comas de esas papas fritas! Están echadas a perder. Yo me comí unas y me hiceron daño…
BEATRIZ: ¡Ay, Andrés! Todos saben que eres un tonto. En el video anterior incurriste en todas las falacias lógicas…. (COME PAPAS)
JAVIER: Al rato…
BEATRIZ: ¡Uggghh! ¡Me hicieron daño las papas! ¿Dónde está el baño?
ANDRÉS: ¡Tsss! ¡Te dije!
JAVIER: Que una persona tenga defectos o se haya equivocado antes, no implica que cualquier cosa que diga sea falsa. Muchas veces incurrimos en esta falacia cuando pensamos que todo lo que diga una persona que no comparte nuestra ideología política debe ser mentira. Esta falacia nos impide dialogar y entender los puntos de vista ajenos al nuestro. 

Ambigüedad

Se incurre en esta falacia cuando se usa una palabra en dos sentidos diferentes.
ANDRÉS: Los hombres y las mujeres son diferentes ¿verdad?
BEATRIZ: Pues, sí…
ANDRÉS: Si no son iguales, ¡tampoco deben tener iguales derechos!
BEATRIZ: ¡Andrés! ¡De vuelta a las falacias!
JAVIER: En este caso se usa el término “igualdad” en dos sentidos diferentes. En la premisa se usa en el sentido de “similitud”: es cierto que hombres y mujeres no son idénticos. Pero en la conclusión se usa “igualdad” en el sentido de “equidad”: equiparación de de dignidad e importancia y por lo tanto los mismos derechos y obligaciones. 

Selección de observaciones

Se comete este error al escoger exclusivamente aquellos ejemplos que apoyan nuestra opinión e ignorar todos los demás.
Una forma de esta falacia tiene que ver con que le damos mucha importancia a algunos casos cercanos a nuestra vida. Se le llama “evidencia anecdótica”.
BEATRIZ: Mira, Andrés, me recomendaron esta Solución Mineral Milagrosa para curar y prevenir todas las enfermedades. Está hecha con clorito de sodio. La tía de un amigo y la amiga de un tío se curaron de la anemia y de la gripe.
ANDRÉS: ¡Beatriz! Pero hay mucha gente que ha usado eso y no se ha curado de nada… Y leí que hay muchos casos de personas que se han intoxicado…
JAVIER: Íbamos a hacer que Beatriz se tomara su solución milagrosa y acabara agonizante en el hospital, pero creemos que es más inteligente que eso…
BEATRIZ: ¿En serio, Andrés?
ANDRÉS: Sí. Mira estos estudios científicos…
BEATRIZ: A ver… Hummm… tienes razón. Hay más casos documentados de intoxicaciones que de curaciones. Quizá lo de mis conocidos sea sólo casualidad. Les voy a mostrar los estudios antes de que se intoxiquen también.
JAVIER: Otra versión de esta falacia es cuando se intenta hacer estadística con números muy pequeños. Por ejemplo…
ANDRÉS: No creo que gane tu candidato. Le pregunté a todos mis amigos y casi todos van a votar por MI candidato.
BEATRIZ: ¿A cuántas personas les preguntaste?
ANDRÉS: ¡A más de cincuenta!
BEATRIZ: ¿Y cuántos votantes hay en el país?
ANDRÉS: Creo que… como 90 millones… Humm… creo que mi muestra es muy pequeña ¿verdad?
BEATRIZ: Creo que sí. Y poco representativa…
ANDRÉS: Sí… como todos son mis amigos es probable que la mayoría tenga ideas similares a las mías…

Apelar a la emoción

Esta es la falacia más utilizada en publicidad.  Cuando un anuncio recurre a argumentos y aporta datos, se dice que utiliza la “ruta central” para persuadir al consumidor, mientras que la “ruta periférica” es la que recurre a elementos como el estado de ánimo o los sentimientos. Los mercadólogos saben que es más efectivo manipular emociones que convencer al público usando argumentos lógicos.
A veces se intenta provocar emociones agradables…
LOCUTORA MELOSA: La sonrisa de tu bebé feliz no tiene precio. Suavizante “Pachoncito”, tan agradable como el amor de mamá…
JAVIER: Otras veces, el anuncio busca provocarnos miedo…
LOCUTOR OMNIOSO: Si gana el Partido Púrpura, perderás todo lo que tienes. Reinará el crimen y el caos. Vota… bajo tu propio riesgo.

O incluso se omiten los argumentos por completo y simplemente se rodea la marca de imágenes agradables o atractivas… implicando que si obtienes el producto, obtendrás lo que las demás imágenes representan.


Afortunadamente las falacias no son infalibles: mientras más conscientes  estemos de que existen, mejor podemos detectarlas,  resistirlas y tomar decisiones rezonadas.

¡CuriosaMente!

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