La SINESTESIA ¿Se puede saborear un sonido?

Si a un número lo ves siempre del mismo color o el oír algo te produce olores, quizá tienes sinestesia.

¿A qué sabe el color azul? ¿Qué textura tiene una nota musical? ¿De qué color es un aroma? ¿Cómo se oye la frialdad? Aunque parezca extraño, hay personas que pueden contestar estas preguntas porque experimentan los estímulos de un sentido ¡como sensaciones de otro! Este fenómeno se llama sinestesia.

Se cuenta que de pequeño, Vincent Van Gogh estudiaba piano y podía ver cada nota como un color diferente. Su maestro, asustado, pensó que el niño se estaba volviendo loco y decidió cancelar las clases. No hay seguridad de que Van Gogh realmente haya sido un sinésteta, pero ya adulto, un día le escribió a su hermano que había pinturas como las de Daumier que le sonaban como un violín, mientras que la obra de Gavarni tenía timbre como de piano y la de Millet, como un gran y señorial órgano.  Quizá esta facultad contribuyó a su genio creativo, y también a su aislamiento y sufrimiento.

Tipos de sinestesia

La palabra sinestesia viene del griego y significa “sensaciones unidas”. Hay dos tipos de sinestesia. La sinestesia asociativa es la más común, y es aquella en la que un estímulo te hace pensar en otra sensación asociada. Por ejemplo: asocias el número ocho con un color, aunque no lo veas, o el sonido de un piano te recuerda alguna forma geométrica. La otra forma es la sinestesia es la proyectiva: realmente percibes colores, formas o sabores cuando recibes cierto estímulo: por ejemplo, no puedes evitar ver un triángulo anaranjado cada que oyes la bocina de un Volkswagen.

Grafema-color

La más común se llama grafema–color, que es aquella en la que letras o números están permanentemente asociados con un color específico ¿De qué color es para tí la letra E? ¿O el número siete?

Cromestesia

La segunda más común es llamada cromestesia: es la que experimentaba Van Gogh cuando veía las notas musicales como colores. Es muy probable que las personas con este tipo de sinestesia también tengan oído absoluto: pueden identificar a la perfección cada tono auditivo porque pueden verlo como un color diferente.

Secuencia espacial

La sinestesia de secuencia espacial es aquella que percibe los elementos que tienen cierto orden, como estructuras en el espacio. Por ejemplo: los meses del año forman una columna, o los días de la semana una espiral. Estas personas suelen tener también mejores habilidades memorísticas.

Auditiva–táctil

También existe la sinestesia auditiva–táctil: el escuchar un sonido te provoca una sensación en la piel. Por ejemplo, oír la palabra “cocodrilo” hace que sientas que alguien te toca una mejilla. No confundirla con el “frisón”, que es cuando se te eriza la piel al oír una hermosa melodía, y que lo experimenta casi la mitad de la gente. Tampoco es el ASMR, que provoca un estado de placer y erizamiento en la nuca al escuchar ciertos sonidos o ver ciertos movimientos, y al parecer está vinculado con la atención personal y todavía es un misterio por resolver.

Léxico–gustativa

Una sinestesia muy rara es la léxico–gustativa: percibir un sabor al escuchar cierta palabra. Le pasaba a un cantinero llamado James Wanerton. Por ejemplo, cada que oía el nombre Derek, la boca le sabía a cera de los oídos ¿Te imaginas?

Kinestética

Más rara aún es la sinestesia kinestética: en ésta las sensaciones producidas ocurren en varios sentidos e interactúan entre ellas. Un caso es el de una persona que, cada que resolvía ecuaciones veía figuras geométricas interactuando y a su vez esa visión le provocaba cosquillas en los pies. Esto puede incluir la habilidad de resolver dichos problemas matemáticos o construir composiciones musicales ¡porque estos sinéstetas pueden visualizar y sentir los sistemas completos y predecir cómo se comportarán!

Hay unos 80 tipos diferentes de sinestesia, con diferentes combinaciones de estímulos y sensaciones involucradas, pero

¿Qué las causa?

Todavía no hay una respuesta definitiva. La hipótesis más aceptada es que se trata de un “cruce de cables” neurológico. Por ejemplo, la zona de la corteza visual que reconoce los colores está muy cerca de la zona de reconocimiento de grafemas, así que no es difícil que un estímulo en una de ellas recorra un camino neuronal que lo lleve a la otra, causando sinestesia grafema–color. 

Estos cables cruzados podrían ser producto de una poda neuronal no terminada. ¿Poda neuronal? ¿Qué es eso? Sucede que, de bebés, mientras nos vamos desarrollando, va creciendo en nuestro cerebro el número de neuronas y de conexiones entre ellas, llamadas sinapsis. Pero alrededor de los dos años ¡hay más sinapsis de las que necesitamos y todas las neuronas se conectan con todas indiscriminadamente! A esa edad todos los infantes experimentan sinestesia. La poda neuronal o poda sináptica, reduce el número de neuronas desde ese momento y hasta la adolescencia, aunque algunas partes, como la corteza frontal, termina de definirse alrededor de los 20 años. La poda sináptica mejora nuestra eficiencia de procesamiento y nuestra capacidad de razonar y también distingue unos sentidos de otros. Pero es posible que algunas de esas conexiones no se corten y queden como cuando éramos bebés, conectando unos sentidos con otros. 

La sinestesia puede estar vinculada con el espectro autista, como en el extraordinario caso de Daniel Tammet, quien además de sinestesia tiene asperger y epilepsia. Para él, cada número tiene una forma, una textura, un color y una emoción únicas: el 289 le parece horrible y el 333 muy atractivo. Puede distinguir sin esfuerzo si un número es primo o complejo y resolver sin pensarlo complicadas operaciones matemáticas. Memorizó más de 22 mil dígitos de Pi, sabe 11 idiomas y se inventó una lengua nueva. ¿Te imaginas que todos pudiéramos desencadenar el poder de la sinestesia y ser como él?

¡CuriosaMente! 

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