¿Por qué hay constelaciones?

Una breve introducción a la astronomía a través de las constelaciones.

Durante una noche sin nubes, podemos ver entre tres mil y cuatro mil estrellas en el firmamento. No todos  los puntos brillantes son estrellas: hay  planetas, que se mueven en direcciones diferentes respecto a los demás astros: por eso se llaman “planetas”, que en griego significa “errante” o “vagabundo”. También hay cometas, que nos visitan cada muchos años y, con cierta frecuencia, meteoritos o “estrellas fugaces”. Pero la mayoría de los cuerpos celestes  que podemos ver parecen estar fijos, como pintados en una bóveda. 

Desde tiempos antiguos nos ha gustado encontrar figuras en las constelaciones. Algo así como un juego de “une los puntos”. Estas tres estrellas que se ven el hemisferio norte son conocidas popularmente como “los tres reyes magos”. Mi abuelita les decía “las tres marías”. Los griegos vieron en ellas el cinturón de un héroe: Orión. Algunas de las constelaciones más famosas son los signos del zodiaco, que en realidad son trece, pero que los babilonios dejaron en doce para ajustarlas a su calendario. Los antiguos creían que el carácter de una persona tenía que ver con la posición de estas constelaciones el día de su nacimiento.

A las constelaciones se les podría asignar otra forma. Esta constelación se llama la “Osa mayor”. Pero a los alemanes les interesó esta parte, que les parece más una carreta, a los ingleses, un arado, y a los estadounidenses, un cucharón. 

Las estrellas en realidad están a miles de millones de kilómetros unas de otras, y sólo se ven así desde la tierra. Algunas pueden ser realmente estrellas, o soles, que estén relativamente cerca de nosotros, pero otras pueden ser nebulosas o galaxias lejanísimas, cada una con sus millones de estrellas propias.  Así que si las viéramos desde otro punto del universo, las formas que tendrían serían totalmente diferentes.

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