¿Qué pasa en tu CEREBRO cuando aprendes IDIOMAS?

Tu cerebro se modifica cuando aprendes lenguas nuevas. ¿De qué maneras?

Así como nuestro cuerpo crece, se ensancha, se pone musculoso o se arruga; nuestro cerebro también puede cambiar de muchas formas. El cerebro tiene la maravillosa habilidad de crecer, formar conexiones nuevas entre neuronas o reorganizarlas.  Pero tristemente cuando dejamos a nuestro cerebro vivir de una forma pasiva o estamos estresados hay cambios negativos como la muerte de neuronas. Afortunadamente aprender una nueva habilidad produce cambios positivos en tu cerebro.  Se llama plasticidad neuronal.

Plasticidad

Cada habilidad nueva que aprendemos moldea nuestro cerebro. Tal vez a simple vista no podríamos diferenciar el cerebro de un basquetbolista del de un pianista, pero con técnicas de resonancia magnética y encefalogramas podríamos apreciar las diferencias.

Gracias a que nuestro cerebro tiene la capacidad de cambiar la forma en la que funciona y procesamos la información, algunas personas ciegas son capaces de desarrollar ecolocación ¡sí, como la de los murciélagos! Aprenden a moverse y percibir su entorno a partir del eco. Para lograrlo su cerebro usa la corteza visual para desarrollar esta nueva habilidad.  Cualquier persona puede modificar su cerebro sin darse cuenta. Un estudio hecho en Londres demostró que los taxistas tienen un hipocampo más grande. Un hipocampo más desarrollado los provee con una excelente inteligencia espacial y les permite crear mapas mentales muy precisos. En algunos casos los cambios en el cerebro se dan rapidísimo. A un grupo de personas se les enseñó a hacer malabares, después de siete días de entrenamiento se vio un incremento en la materia gris en un área que nos ayuda a percibir movimiento. Claro que si esa habilidad se deja de practicar el cerebro volverá a su estado anterior.

¿Cómo se modifica cuando aprendes otros idiomas?

El lenguaje también moldea nuestro cerebro. Cuando se estudió el cerebro de Emil Krebs, un políglota extraordinario, se observó que la forma en la que estaban dispuestas sus neuronas en el área que nos permite hablar era diferente al de una persona normal. No te preocupes, no tienes que ser un políglota profesional para que tu cerebro cambie.

De bebé

Antes se creía que enseñar dos idiomas a un bebé era algo demasiado confuso que solo entorpecía su desarrollo cognitivo y su habla. En realidad, para un infante menor de cuatro años aprender dos idiomas simultáneamente resulta bastante sencillo porque desarrollan un mismo concepto para ambos idiomas. O sea, en su cabeza tienen que hacer exactamente lo mismo para decir sock que calcetín. Por eso luego se inventan palabras como saquetín. Estos infantes bilingües se ha visto que tienen mayor capacidad de atención, mejores habilidades de análisis y de organización que los niños monolingües. En un estudio también se demostró que su mente es más flexible, son mejores para distinguir figuras ambiguas. Estos niños al crecer suelen comprender más fácilmente las intenciones y emociones de las personas.

Niños de 4-12

Los niños y niñas  que aprenden un segundo idioma entre los cuatro hasta los doce años crean un concepto para cada idioma. Para decir sock tienen que crear un nuevo concepto. Aún así los estudios han demostrado que estos niños bilingües tienen más habilidad en analizar patrones abstractos y tienen un mejor rendimiento académico que los niños monolingües.

Después de los 12

En cambio, al aprender un idioma más tarde el cerebro filtra ese segundo idioma a través del idioma materno. En este caso, primero piensas en la palabra calcetín y luego en su traducción. Sorprendentemente se ha visto que, si aprendes de adulto un segundo idioma también hay muchos beneficios. Varios estudios han encontrado que después de un año de clases ya se puede observar engrosamiento de la corteza en ciertas áreas así como del hipocampo. En la materia blanca, que es la que ayuda a pasar los mensajes en el cerebro, también se han visto transformaciones. Todas estas modificaciones mejoran la memoria de trabajo y la capacidad de atención. Más importante aún, puede aplazar el Alzheimer y la demencia hasta por 5 años. Cuando envejecemos la densidad de la corteza disminuye, aprender otro idioma te ayuda a contrarrestar este efecto al engrosar tu cerebro. 

Hablar un segundo idioma implica diversas áreas del cerebro, por eso, los beneficios que te trae no solamente están asociados con el procesamiento del lenguaje. En general te ayuda a la resolución de problemas, la atención y la capacidad de alternar tareas. Así que no hay excusa: no importa a qué edad aprendas un idioma, tu cerebro igual va a desarrollarse y crecer. Hablar uno o dos idiomas más te hará tener un cerebro más activo y saludable.

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