¿Qué pasaría si se detuviera La Tierra... y qué tiene que ver con las moscas?

¿Por qué una mosca puede volar en un coche en movimiento? ¿Por qué no nos mareamos si el mundo se la pasa girando? Y sobre todo ¿Qué pasaría si el mundo se detiene? La respuesta a estas preguntas tiene que ver con la inercia...

Si la Tierra está girando ¿por qué no nos mareamos? Y… ¿Qué pasaría si, de repente, el mundo se detuviera? Y más importante aún: ¿qué tiene que ver esto con el hecho de que una mosca puede volar dentro de un auto en movimiento con la misma facilidad que en un coche que está parado?

Nuestro planeta tarda 24 horas en dar una rotación completa. Parece lento, pero cuando piensas que tiene una circunferencia de poco más de 40 mil kilómetros, significa que una persona parada en el Ecuador se mueve a ¡1674.4 kilómetros por hora!  Mucho más rápido que un avión de pasajeros, y un poquito más rápido que el carrusel del parque que te puede hacer ¡ay, ay ay! ¡vomitar! ¡waac! Entonces ¿por qué esta rotación tan veloz del mundo no nos produce mareos? ¿Y por qué no salimos volando?

Mareo

Bueno, en el caso del mareo lo importante no es la distancia que recorres, sino el ángulo que giras: te puedes marear incluso en el volantín si recorres muchos grados en poco tiempo: por ejemplo 360 grados en un segundo. La centrifugación actúa en el líquido que hay en tu oído interno produciendo la sensación de mareo. En el caso de la Tierra esta sólo gira… 15 grados cada hora, o sea 0.004 grados en un segundo. Imagina que tu volantín tarda todo el día en dar una vuelta: tu oído interno ni siquiera lo notaría. Y en cuanto a salir volando: la rotación sí genera una fuerza centrífuga… pero esta es sólo del 0.3% de la fuerza de gravedad… así que, si pesas unos 75 kilos, si la Tierra no rotara pesarías unos 250 gramos más. Esa diferencia se ha medido comparando como un objeto pesa menos en el polo que en el ecuador. Aún así ¡la velocidad de 1674.4 kilómetros por hora es enorme!

Y a eso hay que agregarle la velocidad de traslación: la nada despreciable cantidad de 107,280 kilómetros por hora. ¡Y agárrate para que no te caigas! El sistema solar se mueve alrededor de la Galaxia a ¡792,000 kilómetros por hora! ¿Ya te dio vértigo? Entonces mejor no te decimos que nuestra Vía Láctea avanza a unos 2.3 millones de kilómetros por hora. A esa velocidad te estás moviendo tú en este momento. Hago una pausa para que lo asimiles.

¿Ya? ¡Entonces ¿por qué no sentimos nada?! ¿Será que los terraplanistas tienen razón y la tierra es plana y estática? ¡Nada de eso! Y aquí es donde viene a cuento hablar de la mosca en el automóvil.

Las moscas

Una mosca casera puede moverse a unos 7 kilómetros por hora ¡nada espectacular! Sin embargo, si se sube a un auto y éste avanza a 100 kilómetros por hora,  la mosca no se queda estampada en el vidrio trasero: puede volar dentro de él en cualquier dirección sin dificultad, hacia adelante, por ejemplo. ¿Significa que, de repente, la mosca adquirió el superpoder para volar a 107 kilómetros por hora? 

Ya Galileo imaginó este asunto: en un barco pon un cuenco con peces, una botella que gotee sobre un recipiente y una mosca. Los peces, la gota y la mosca se moverán exactamente igual si el barco se encuentra anclado que si el barco está en movimiento, si su velocidad es constante.  Galileo, sin nombrarla, estaba hablando de la inercia. Nos dice que las leyes del movimiento son las mismas en cualquier sistema de referencia inercial, y por lo tanto no existe ningún sistema privilegiado sobre otro. Cincuenta años después Newton transformó la en las leyes del movimiento y que doscientos años más tarde sería la base para la relatividad especial de Einstein.

O sea: al principio la mosca puede sentir la aceleración del auto, igual que nosotros cuando sentimos que el arranque nos empuja contra los asientos, pero una vez que el coche está en movimiento, la mosca dentro se mueve con el sistema de referencia que incluye los asientos, nosotros y el aire. De la misma manera que tú caminas sin mayor esfuerzo en un avión que va a 900 kilómetros por hora. O del mismo modo en el que puedes andar en patineta en cualquier dirección aunque la tierra rote a más de 1600 kilómetros por hora. No podemos sentir la velocidad: sólo podemos sentir el cambio en la velocidad: acelerar, cambiar de dirección o frenar. Si la Tierra está girando ¿por qué no nos mareamos? Y… ¿Qué pasaría si, de repente, el mundo se detuviera? (PAUSA) Y más importante aún: ¿qué tiene que ver esto con el hecho de que una mosca puede volar dentro de un auto en movimiento con la misma facilidad que en un coche que está parado? Junto con nosotros y el canal “ExpertOs: serendipia científica”, prepárate para descubrir...


¿Qué pasa si se detiene el mundo? Y otras preguntas curiosas


Nuestro planeta tarda 24 horas en dar una rotación completa. Parece lento, pero cuando piensas que tiene una circunferencia de poco más de 40 mil kilómetros, significa que una persona parada en el Ecuador se mueve a ¡1674.4 kilómetros por hora!  Mucho más rápido que un avión de pasajeros, y un poquito más rápido que el carrusel del parque que te puede hacer ¡ay, ay ay! ¡vomitar! ¡waac! Entonces ¿por qué esta rotación tan veloz del mundo no nos produce mareos? ¿Y por qué no salimos volando?

Bueno, en el caso del mareo lo importante no es la distancia que recorres, sino el ángulo que giras: te puedes marear incluso en el volantín si recorres muchos grados en poco tiempo: por ejemplo 360 grados en un segundo. La centrifugación actúa en el líquido que hay en tu oído interno produciendo la sensación de mareo. En el caso de la Tierra esta sólo gira… 15 grados cada hora, o sea 0.004 grados en un segundo. Imagina que tu volantín tarda todo el día en dar una vuelta: tu oído interno ni siquiera lo notaría. Y en cuanto a salir volando: la rotación sí genera una fuerza centrífuga… pero esta es sólo del 0.3% de la fuerza de gravedad… así que, si pesas unos 75 kilos, si la Tierra no rotara pesarías unos 250 gramos más. Esa diferencia se ha medido comparando como un objeto pesa menos en el polo que en el ecuador. Aún así ¡la velocidad de 1674.4 kilómetros por hora es enorme!

Y a eso hay que agregarle la velocidad de traslación: la nada despreciable cantidad de 107,280 kilómetros por hora. ¡Y agárrate para que no te caigas! El sistema solar se mueve alrededor de la Galaxia a ¡792,000 kilómetros por hora! ¿Ya te dio vértigo? Entonces mejor no te decimos que nuestra Vía Láctea avanza a unos 2.3 millones de kilómetros por hora. A esa velocidad te estás moviendo tú en este momento. Hago una pausa para que lo asimiles.

¿Ya? ¡Entonces ¿por qué no sentimos nada?! ¿Será que los terraplanistas tienen razón y la tierra es plana y estática? ¡Nada de eso! Y aquí es donde viene a cuento hablar de la mosca en el automóvil.

Una mosca casera puede moverse a unos 7 kilómetros por hora ¡nada espectacular! Sin embargo, si se sube a un auto y éste avanza a 100 kilómetros por hora,  la mosca no se queda estampada en el vidrio trasero: puede volar dentro de él en cualquier dirección sin dificultad, hacia adelante, por ejemplo. ¿Significa que, de repente, la mosca adquirió el superpoder para volar a 107 kilómetros por hora? 

Ya Galileo imaginó este asunto: en un barco pon un cuenco con peces, una botella que gotee sobre un recipiente y una mosca. Los peces, la gota y la mosca se moverán exactamente igual si el barco se encuentra anclado que si el barco está en movimiento, si su velocidad es constante.  Galileo, sin nombrarla, estaba hablando de la inercia. Nos dice que las leyes del movimiento son las mismas en cualquier sistema de referencia inercial, y por lo tanto no existe ningún sistema privilegiado sobre otro. Cincuenta años después Newton transformó la en las leyes del movimiento y que doscientos años más tarde sería la base para la relatividad especial de Einstein.

O sea: al principio la mosca puede sentir la aceleración del auto, igual que nosotros cuando sentimos que el arranque nos empuja contra los asientos, pero una vez que el coche está en movimiento, la mosca dentro se mueve con el sistema de referencia que incluye los asientos, nosotros y el aire. De la misma manera que tú caminas sin mayor esfuerzo en un avión que va a 900 kilómetros por hora. O del mismo modo en el que puedes andar en patineta en cualquier dirección aunque la tierra rote a más de 1600 kilómetros por hora. No podemos sentir la velocidad: sólo podemos sentir el cambio en la velocidad: acelerar, cambiar de dirección o frenar. Lo que nos lleva a la pregunta:

¿Qué pasaría si la Tierra se detuviera de repente?

Si la Tierra dejara de girar de repente, la inercia haría que todo en su superficie siguiera moviéndose: saldrías volando a unos 1,600 kilómetros por hora: no lo suficiente para ponerte en órbita pero sí para matarte. Los edificios y hasta las montañas se derrumbarían. El agua de los océanos se movería tanto y tan rápido que los tsunamis parecerían diminutos en comparación: todo sería un batidillo. Las catástrofes serían incalculables. Una vez parada, pasarían cosas raras: ya no habría día y noche. La mitad del globo estaría a oscuras, congelándose y enfriándose cada vez más y la otra mitad estaría iluminada y cada vez más caliente: la vida, si quedara alguna, sólo podría existir en una fina franja en la penumbra. ¡No querrías que eso pase! ¿Y si algo detuviera por completo la traslación? ¡Entonces sí que todos, incluyendo aire y agua saldríamos al espacio, eso sin contar que probablemente nuestro planeta perdería su integridad. Pero, serenidad por favor: según lo que conocemos de la física y del movimiento de los astros, es imposible que algo así suceda. ¡Curiosa y afortunadamente!


¿Qué pasaría si la Tierra se detuviera de repente?

Si la Tierra dejara de girar de repente, la inercia haría que todo en su superficie siguiera moviéndose: saldrías volando a unos 1,600 kilómetros por hora: no lo suficiente para ponerte en órbita pero sí para matarte. Los edificios y hasta las montañas se derrumbarían. El agua de los océanos se movería tanto y tan rápido que los tsunamis parecerían diminutos en comparación: todo sería un batidillo. Las catástrofes serían incalculables. Una vez parada, pasarían cosas raras: ya no habría día y noche. La mitad del globo estaría a oscuras, congelándose y enfriándose cada vez más y la otra mitad estaría iluminada y cada vez más caliente: la vida, si quedara alguna, sólo podría existir en una fina franja en la penumbra. ¡No querrías que eso pase! ¿Y si algo detuviera por completo la traslación? ¡Entonces sí que todos, incluyendo aire y agua saldríamos al espacio, eso sin contar que probablemente nuestro planeta perdería su integridad. Pero, serenidad por favor: según lo que conocemos de la física y del movimiento de los astros, es imposible que algo así suceda. ¡Curiosa y afortunadamente!

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