Las vacunas ¿son buenas o malas? ?

¿Cómo funcionan las vacunas? ¿Qué hay de cierto en el hecho de que causan autismo? ¿Son peligrosas?

Las vacunas son uno de los grandes descubrimientos de la medicina moderna. Son parte fundamental del derecho de los niños a una salud plena, y en muchos países son obligatorias. Sin embargo, desde hace unos años ha habido un auge en el debate de que las vacunas son causa de peligros mucho más graves que el pavor que nos provoca la idea de ser inyectados por una jeringa.

Desde la antigüedad enfermedades como la viruela han hecho enormes estragos en la humanidad. En el Siglo Dieciocho esta enfermedad causaba una tercera parte de los casos de ceguera y mataba 400 mil personas al año. Si te enfermabas, tenías hasta un 60% de posibilidades de morir ¡y hasta 80% si eras niña o niño! Lo curioso es que aquellas personas que sobrevivían, no volvían a enfermarse nunca. 

Edward Jenner

Por esas fechas, Edward Jenner, dedicó su vida a encontrar una remedio a la viruela. Se dió cuenta que las mujeres que se que se dedicaban a ordeñar se infectaban con un virus llamado vaccinia-l, la versión de la viruela que afectaba a las vacas. Las mujeres se enfermaban con calentura, dolores, y llagas en las manos, y después de esta infección, ¡resultaban inmunes a la viruela! Jenner intuyó que la infección con vaccinia generaba protección contra la viruela. Ese virus era muy parecido al de viruela, pero su forma de actuar atenuada y debilitada permitía al cuerpo generar defensas contra los virus tan similares, sin el riesgo de muerte.

Jenner probó tomar una muestra de las llagas de una de estas mujeres, e inoculó a un niño de 8 años con el virus de vaccinia. El niño se enfermó con calentura, pero pocos días después se había recuperado. Unos meses después, Jenner inoculó al mismo niño con viruela humana y el niño no se enfermó. ¡Comprobó que ahora era inmune! Sus resultados fueron luego corroborados por Louis Pasteur, quien denominó a este método “Vacunación” en honor a Jenner. Científicos alrededor del mundo adoptaron este método, que fueron mejorando. Se implementaron programas de vacunación a nivel mundial. Hoy se considera que la viruela, enfermedad mortal que tomó la vida de millones personas, se encuentra erradicada a nivel mundial. 

¿Cómo funcionan las vacunas?

La efectividad de las vacunas está relacionada con el funcionamiento de nuestro sistema inmune. 

El sistema inmune nos protege de las enfermedades de dos maneras: la respuesta inmune innata y la respuesta inmune adaptativa. La innata es la más simple de las dos: tiene que ver con las barreras protectoras del cuerpo. Los ojos usan lágrimas y la nariz genera mocos que atrapan a los agentes infecciosos. La piel funciona como una barrera. Estas barreras no son específicas contra algún patógeno, sino que nos resguardan de forma general contra virus y bacterias. Sin embargo, como sabemos todos los que hemos sufrido de un resfriado, no son mecanismos infalibles.  Cuando somos infectados por un virus que logra pasar por la barrera innata, necesitamos el apoyo de la Respuesta Inmune Adaptativa. 

Para poder atacar a un invasor, el cuerpo primero tiene que poder distinguirlo como algo ajeno al cuerpo mismo ¡no se trata de atacar a las propias células! ¿Cómo lo hace? Primero identifica al invasor. Luego entrena a su fuerza policial para sepan reconocerlo. Esta fuerza policial entrenada busca y ataca al invasor. Una vez neutralizado el peligro, se genera una memoria que se asegura que si ese invasor, o uno muy parecido, volviera a intentar entrar al cuerpo, la policía lo reconocerá de inmediato y no permitirá que nos enferme.  Podemos considerar a las vacunas como un tipo de entrenamiento policial preventivo: exponemos al cuerpo a un agente infeccioso debilitado o muerto, de manera que los linfocitos queden entrenados y preparados ante cualquier ataque real futuro.

Eficacia

Las vacunas son el mejor arma para combatir a las enfermedades infecciosas, incluso más que los antibióticos porque su efecto es a largo plazo. Esto es especialmente importante para enfermedades que pueden ser mortales y para las que no existe un tratamiento eficaz. De la misma forma en que Jenner usó la vaccinia para prevenir el ataque de la viruela, podemos prevenir enfermedades mortales preparando al sistema inmune de antemano. 

Las vacunas erradicaron no sólo la viruela, sino otras enfermedades mortales. La poliomielitis, por ejemplo, que es una enfermedad devastadora. Los sobrevivientes de polio quedan parapléjicos y sufren por toda su vida. La vacuna contra polio fue desarrollada por Jonas Salk en 1952, cuando esta enfermedad afectaba a 60 mil personas al año. Se lanzó una campaña de vacunación a nivel mundial, y tres años después habíamos bajado la incidencia de polio a casi cero. Para 1994, la polio fue erradicada totalmente en el hemisferio oeste. Hoy en día sólo aparece en regiones del oriente donde no se vacunó a las personas. De igual manera creamos vacunas contra la tuberculosis, difteria, tétanos, tosferina, sarampión, rubéola, y hepatitis. En conjunto, estas vacunas han salvado más de 2.5 millones de vidas. 

¿Por qué ahora existe un rechazo a las vacunas?

La propaganda contra las vacunas empezó con un deliberado fraude. En 1998, el médico inglés Andrew Wakefield publicó un estudio de 12 casos de niños que habían manifestado autismo y otros problemas graves al inyectarse con una vacuna en específico: la combinada de sarampión, rubéola y paperas. Después se descubrió que los datos de este estudio habían sido completamente inventados y manipulados. 

¿Por qué lo hizo Wakefield? Él no estaba en contra de las vacunas, más bien, quería patentar su nueva versión de la vacuna mixta, y pensó que al dejar a la otra vacuna bajo sospecha, podría vender su invento más fácilmente. Pero las repercusiones de su estudio fueron mucho peores. 

Surgieron movimientos antivacunas muy poderosos que continúan generando información errónea o falsa en contra de las mismas. Estos grupos se aferran a ideas como la de Wakefield, e ignoran la evidencia científica real: por ejemplo, han habido cientos de estudios de más de un millón de niños demostrando que no existe ninguna asociación entre las vacunas y el autismo ¡Un millón! Contra los 12 del estudio falso de Wakefield.

¿Qué argumentan los anti-vacunas?

Hay padres dicen que tras vacunar a sus hijos antes de los dos años de edad, estos resultaron autistas. Esto no lo causaron las vacunas. Es simplemente porque las señales del autismo no se notan sino hasta que los niños tienen alrededor de dos años, cuando los padres esperan ciertos comportamientos que no se cumplen. Hoy en día sabemos que el autismo se puede detectar con métodos más modernos, hasta seis meses o un año antes de que los niños se vacunen. El autismo es una condición genética que se desarrolla mucho antes de la edad de la vacunación.

Los movimientos anti-vacunas actuales argumentan que las vacunas contienen ciertos componentes peligrosos, como mercurio o aluminio. Estos argumentos ya no tienen validez. En el caso del mercurio, se trataba de un compuesto de mercurio poco estudiado, el cual fue retirado de la mayoría de vacunas desde el 2001. En cuanto al aluminio, las vacunas contienen una cantidad menor a 20 veces a la que respira y bebe una persona común en un día. 

Aunque algunas vacunas pueden presentar efectos secundarios, la mayoría de estos son leves. Las ocasiones en que han sido graves, han sido casos aislados, como pueden ocurrir con cualquier medicamento. Por ejemplo, la vacuna contra el sarampión en algunos casos puede causar calentura y espasmos, pero estos síntomas duran pocos días y no tienen efectos a largo plazo. Antes de que existiera la vacuna, la enfermedad de sarampión mataba a 160 mil niños por año. 

Lo realmente peligroso es no vacunar a los niños. Si decidieras no vacunar a tu infante, no sólo lo estás exponiendo a él o ella a enfermedades incapacitantes o mortales, sino que también pones en peligro a personas vulnerables: bebés que aún no han sido vacunados, personas con condiciones de inmunodeficiencia o gente que acaba de recibir trasplantes, por ejemplo. Así, enfermedades que se creían erradicadas vuelven a matar y mutilar personas inocentes. 

Si bien es cierto que no todas las vacunas son 100% eficientes y algunas pueden causar efectos secundarios, son la mejor arma que tenemos contra las enfermedades infecciosas: salvan millones de vidas en todo el mundo y a un costo realmente bajo.

¡CuriosaMente!

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