¿Qué sabemos sobre AUTISMO?

¿Qué es el autismo y cómo lo detectamos? ¿Sabemos qué provoca el autismo?

El término “autismo” es de uso común desde que películas como Rain Man, “Cuando los hermanos se encuentran” han visibilizado la existencia del autismo… y el número de personas diagnosticadas ha aumentado año con año.

Origen etimológico

La palabra “autismo” viene del griego y denota  significa “encerrarse en uno mismo”.

Trastorno

Lo que en un principio se denominó “autismo” forma parte de un conjunto de afecciones más amplio llamado Trastornos del Espectro Autista, que incluye al Síndrome de Asperger y a los Trastornos generalizados del desarrollo. Se le llama espectro porque no hay una frontera clara entre uno y otro, pero sí comparten una serie de señales y comportamientos.

Características

Estas son algunas características de las personas en el espectro autista:

  • Dificultad para conectarse con otras personas. A la persona le es complicado descifrar los gestos e intenciones de los demás, cosa que otros hacen de manera intuitiva. Incluso hacer contacto visual resulta muy arduo para una persona autista. No les es fácil adaptarse a diferentes contextos sociales.

  • Reducción de intereses. O sea tendencia a concentrarse en un conjunto de gustos o actividades muy pequeño, especialmente si estos intereses son repetitivos. Además, el interés en estos pocas actividades suele ser muy grande. Esto se manifiesta en una fijación excesiva en rutinas y en patrones de conducta ritualizados: siempre hacer las cosas de la misma manera (tomar las mismas rutas, comer la misma comida, hacer las mismas preguntas).

  • Problemas de comunicación, que se manifiestan en poca expresión verbal, hablar de manera repetitiva, o haciendo eco de lo que dicen los demás.

  • Reacciones o muy exageradas o demasiado reducidas a estímulos sensoriales como ruidos, olores, temperaturas, texturas.

Estos rasgos varían mucho de persona a persona. Por un lado algunas personas autistas desarrollan habilidades sorprendentes, por ejemplo de memorización o de operaciones matemáticas y en otros casos las limitaciones son tan fuertes que quien tiene esta condición no puede valerse por sí mismo incluso siendo adulto. 

Asperger

En el pasado se trataba al autismo como retraso mental. fue en los años 40 cuando Leo Kanner y Hans Asperger lo identificaron como algo diferente. Fue hasta los años 80 cuando el trabajo de Asperger se popularizó y Lorna Wing y Christopher Gillberg ahondan en su estudio y acuñan el término “espectro autista”. Desde entonces han aumentado considerablemente los casos diagnosticados: no porque cada vez haya más, sino porque cada vez hay más conciencia entre los padres y las herramientas de diagnóstico mejoran. 

¿Cuál es la causa del autismo?

Sabemos que se debe a desórdenes del desarrollo neurológico: está asociado con peculiaridades en la anatomía de varias partes del cerebro. Por ejemplo: el cerebelo muestra menos densidad de células de Purkinje y se muestra actividad reducida en la corteza prefrontal (relacionada con la planificación, la personalidad y el comportamiento social), y aumentada en la región ventral occipital (relacionada con la reacción a estímulos sensoriales).

Lo que no se sabe es qué origina estos desequilibrios. Numerosos estudios han descartado que tenga que ver con las vacunas. Lo más probable es que tenga su origen en factores genéticos, porque suele ocurrir más en unas familias que en otras, pero también con posible exposición de la madre a ciertas toxinas durante las primeras etapas  de la gestación, o con problemas de nutrición  durante este periodo. Estudios recientes sugieren que en muchos casos la causa son ciertas disfunciones autoinmunes relacionadas con las citokinas y la inflamación durante el embarazo.

Como muchos autistas también tienen problemas de digestión, se ha sugerido que el autismo podría estar relacionado con alteraciones en el microbioma intestinal (o sea las bacterias “buenas” que viven en nuestras tripas), ya que hay una comunicación directa entre nuestras entrañas y la cabeza a través del eje intestino–cerebro. Lo más probable es que se trate de una combinación de factores, ya que se trata de una condición muy compleja. 

Comportamientos a temprana edad

Los comportamientos del espectro autista empiezan a notarse desde pequeños. Hay que estar atentos si el niño o la niña…

  • A los seis meses casi no sonríe y hace muy poco contacto visual.

  • Al año no balbucea y no hace gestos con la mano como saludar o apuntar con el dedo, o responde poco o nada al decirle su nombre.

  • A los dos años no construye frases de dos palabras, como “tengo sed” o “dame pelota” y sólo repite frases que acaba de oír.

  • A cualquier edad evita mirar a los ojos; prefiere estar solo de manera persistente; no entiende los sentimientos de los demás; muestra comportamientos repetitivos como mecerse o dar vueltas; repite constantemente palabras o frases; tiene dificultades para hablar o se resiste a cambiar sus rutinas o a que cambien de lugar muebles.

Si una persona bajo tu cuidado presenta estas señales, es buena idea llevarla al pediatra o al psicólogo infantil para hacer una evaluación. Aunque el autismo no tiene cura, una intervención temprana ayuda mucho a que el niño o niña autista desarrolle mejores habilidades para su vida. Saber esto, no sólo puede ayudarnos a identificar y apoyar casos cercanos a nosotros, sino también para ser más empáticos en nuestro diario convivir con otras personas, desde familiares o compañeros de trabajo, hasta gente que no conocemos. Algunas situaciones, como viajar en avión, por ejemplo, pueden ser muy estresantes para un niño autista, y es fácil juzgar de berrinchudos a esos niños, y a los papás de desconsiderados, sin pensar que pueden estar pasando por momentos muy difíciles. Tal vez, ese compañero de trabajo que siempre hemos tachado de ser “el raro” o “súper introvertido”, realmente está haciendo un gran esfuerzo por convivir en circunstancias muy demandantes. Teniendo esto en mente, podemos ser más comprensivos y tratar ayudar, en vez de juzgar.

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